martes, 25 de octubre de 2016

No hay nadie bueno más que Dios


«Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia.
Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, 
purificándola con el baño del agua y la palabra,
y para presentársela gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semjante, 
sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres,
como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo.
Pues nadie jamás a odiado a su propia carne, sino que le da alimento y calor,
como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo».

Lecturas del día: (Ef 5, 21-33) (Sal 127, 1-5) (Lc 13, 18-21)

0 comentarios:

Publicar un comentario